domingo, 22 de noviembre de 2009

¡Mamá, cuéntame otra historia!




Ahora, una de las cosas que más le gustan a B. es que le contemos historias, cuando vamos de camino a algún sitio. Todo empezó un día en que se estaba empezando a enfadar, ya no me acuerdo por qué, y le propuse contarle una historia. Era una historia real de mi infancia. Le encantó y hasta ahora, sin parar de pedir historias. A mi me gusta porque me ayuda a recordar mi infancia y adolescencia, porque así va conociendo ella también mi historia, la de mi familia y amigos, y porque como no tengo mucha inventiva, pues me baso en lo que más conozco. No obstante, a veces también recurro a Gianni Rodari, y le cuento la historia del hombre con el cuerpo de mantequilla que decide irse a vivir con los esquimales para evitar derretirse con el sol, o el hombre que va al zapatero a pedir unos zapatos a medida pero sus zapatos los lleva en la cabeza... A veces cuando me pide una historia, me pilla con la cabeza un poco vacía y B. se pone un poco nerviosa y en fin, a veces por evitar la impaciencia empiezo una historia que me doy cuenta de que no tiene orden ni concierto y la abandono para pensar en otra. Por cierto, la imagen corresponde a un "escarabajo" que le hizo  una de las tías de B. , esta semana pasada, con las cáscaras de una naranja. Me encanta que otros nos enriquezcan la vida con creatividad.

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