Ya sabéis, por otras entradas que he ido haciendo, que estamos ilusionados con las historias mitológicas. Ayer leyendo Los doce trabajos de Hércules B. reparaba en un detalle en el que yo ni me había fijado. Esto le pasa a casi todos los niños y sólo le pasa a algunos adultos. Y he de reconocer que a mi me pasa muy poco. Debe ser que el ir corriendo, tanto física como mentalmente, no ayuda a reparar en detalles. El caso es que B. me preguntó: "¿Cómo es posible que Hércules sujetara el cielo si no era gigante?". Y es cierto, Hércules era fuerte y posiblemente grandote, pero no gigante, como sí que lo era Atlas, el que siempre sujetaba la bóveda celeste. Así que, una vez más tuve que asumir que además de no haberme dado cuenta de ese detalle, tampoco podía darle una explicación.
Bueno, era un semidiós. Igual ser hijo de Zeus ayuda.
ResponderEliminar1beso.
Gracias María.¡Qué haría yo sin ti!
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