Ayer por la mañana una sonrisa apareció en nuestras caras con este cuento. Aparecían las mismas preguntas que hacen todos los niños, las mismas respuestas que damos todas las mamás y sobre todo, ¡qué pocas ganas de lavarse las manos! Y también el quid de la cuestión ¿dónde se supone que están esos bichitos tan peligrosos? Es divertido, porque hace una fantástica caricatura de un acto cotidiano. Merece la pena leerlo.
Gracias, lo pido en la biblio. A ver si tengo suerte! ;)
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