Desde que empezó la primavera tenía ya ganas de hacer unas flores. El otro día me contaba mi madre que había hecho con mi sobrino unas flores que me resultaron de lo más original. Eso sí, me avisó de que eran un poco complicadas. Me puse manos a la obra y enseguida B. quiso participar, porque además le encanta sacar punta a los lápices. Lo que pasa que yo necesitaba tiras largas de sacarle punta a los colores. Al final el resultado es el que os muestro a continuación. Pero, no fue nada sencillo, es un trabajo muy fino, porque es fácil que se rompa, o que no puedas cerrarlas bien.
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