sábado, 6 de marzo de 2010

La edad de un árbol

Esta semana, que llevábamos cámara de fotos, pudimos tomar una imagen del árbol al que ya le habíamos contado la edad el jueves anterior (bueno, en realidad conté yo los anillos, porque B. se cansó de hacerlo, además de que tampoco es fácil). A mi me hizo mucha ilusión saber que este árbol tenía mi edad. En el cuento que leímos esa noche, enseguida B. vio que en los dibujos también había árboles cortados de los que se podía conocer su edad.

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