jueves, 4 de febrero de 2010

Todos los días es Carnaval

Casi todos los días B. quiere disfrazarse. Cuando va a casa de sus abuelos, sus primas la disfrazan con pañuelos como si fuera una princesa de la India, de Egipto, la Bella Durmiente... En casa, la encanta pintarse con las pinturas de cara, incluyendo también manos y piernas. En el local, B. y sus amigos, a menudo sacan las pelucas, las gafas y los trozos de tela para disfrazarse. Cuando salimos a la calle casi todas las semanas un par de veces pide salir con disfraz (el de princesa que le hizo su tía, el de gitana...) y si son vestidos de color rosa y con vuelo mejor. Para Carnaval decidió que este año quería disfrazarse de payasa, así que fuimos a por la tela y lógicamente eligió la de color rosa. El disfraz está en proceso, con la ayuda de la abuela, así que ya os lo mostraremos. Yo recuerdo de mi infancia de forma muy nítida y como una de las cosas que más me gustaba, lo de disfrazarme. De hecho, me sigue gustando.

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