Me levanto cada mañana y hay algunas cosas que son predecibles, pero otras como por dónde se aventurará hoy B. con sus casi tres años, no lo son. Una mañana completa en casa como la de hoy, ya que con las calles nevadas y con hielo no me he atrevido a salir a la calle, ha habido tiempo para todo y yo no he hecho ninguna sugerencia. Ha comenzado la mañana haciendo puzzles, de los que se ha cansado y ha pasado a un buen rato de plastilina y después ha querido jugar con las princesas mientras comía un poco de queso y después ha querido, ella mismo lo ha dicho, hacer garabatos (foto de arriba).
El sábado pasado B. eligió, sin ella saberlo, un día en plan Montessori, trabajando con la tabla sensorial del tacto, después con las formas geométricas (ella no los coloca como en la foto, claro está) y los peces y después se puso a abotonar los botones de mi bata, por iniciativa propia también. Lleva como un mes que en casa apenas pide leer cuentos, a no ser que sea antes de dormir, y sobre todo quiere jugar, con juguetes, recortando con una tijera... Lo más importante para mi, es que B. se lo pase bien y disfrute con cada actividad y de cada momento, sin más pretensiones
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